EDAR como sistema de reducción de Huella Hídrica
El concepto de huella hídrica fue propuesto por Hoekstra (2003) como un indicador del uso del agua en relación con el consumo de la población, expresado en volumen de agua utilizada al año. Representa un indicador multidimensional donde se reflejan los usos directos e indirectos del agua y se define como “el volumen total de agua utilizada para producir bienes o servicios consumidos por un individuo, una comunidad, una empresa o por un país, respectivamente”.
Desde Saconsa, como empresa especialista en O&M de infraestructuras relacionadas con el ciclo integral del agua, tenemos una gran preocupación por la disminución progresiva de los recursos hídricos que se prevé en los próximos años. Y entendemos que uno de los principales retos que se nos presentan de cara al futuro es minimizar el impacto ambiental de nuestra actividad, mediante la optimización del uso, tratamiento, y reutilización del agua.
Respecto a esto, en Saconsa desarrollamos el pasado año, sobre una de las plantas de tratamiento de agua que gestionamos, un proyecto de investigación para analizar la huella hídrica producida. Este proyecto ha sido coordinado por los investigadores de la Escuela Politécnica de Extremadura, los Doctores Eva Gómez Llanos, Pablo Durán Barroso y Agustín Matías Sánchez, enmarcado dentro de la investigación realizada durante el desarrollo de la Tesis Doctoral titulada "Aplicación de la familia de las huellas ecológicas para el estudio de la eficiencia de estaciones depuradoras de aguas residuales”.
"Podríamos considerar la EDAR como un sistema de economía circular, ya que su función intrínseca es regenerar el agua residual, bien para que pueda ser reutilizada, o bien para su devolución al medio natural (disminución de la huella hídrica)"
Tal y como se recoge en la Tesis Doctoral mencionada, la familia de las huellas supone una oportunidad de evaluar dichos impactos, así como el vínculo “agua y energía” existente en el ciclo urbano del agua. Por ello, desde el abastecimiento hasta la depuración, se necesita conocer la relación entre consumos y aportaciones del agua en el sistema, con el fin de evaluar los rendimientos del mismo y el impacto de cada uno de los agentes que engloban el ciclo. Gracias a esto, se podrían mejorar las tecnologías que actualmente se utilizan, e integrar herramientas innovadoras para el seguimiento y la gestión del uso del agua en el entorno urbano.
La huella hídrica es un indicador multidimensional que refleja los usos directos e indirectos del agua en producción o consumo, evalúa y representa tres aspectos del uso de agua denominándolos como: “Agua Azul”, “Agua Verde” y “Agua Gris”. La ecuación general según la metodología propuesta por el Water Footprint Network (WFN) (Hoekstra, 2011) es:
WF [vol / tiempo] = WFblue+ WFgreen +WFgrey
Como gestores de plantas de tratamiento, creemos que la huella gris es la que más peso tendría en nuestra actividad. Podríamos considerar la EDAR como un sistema de economía circular, ya que su función intrínseca es regenerar el agua residual, bien para que pueda ser reutilizada, o bien para su devolución al medio natural (disminución de la huella hídrica).
Para adaptar al cálculo de la huella hídrica al estudio de un EDAR se han realizado algunas aproximaciones (Gómez Llanos, Duran Barroso et al., 2017), como son:
- No se ha considerado la WFGreen, ya que no se produce la evaporación a través de la vegetación, ni la incorporación al terreno del agua tratada.
- Se ha considerado la WFblue como debida únicamente al consumo eléctrico de la propia EDAR, por ser el componente de más peso. Para su cálculo se ha seguido la expresión de Morera, Corominas et al. (2015), usando la base de datos Ecoinvent 3.0.
- La obtención de la WFgrey se ha basado en la definición recogida en el Manual de la WFN (2011) y la adaptación de Morera et al. (2015) para una EDAR. Se trata de un balance de masas realizado en el medio receptor, con los parámetros de salida del efluente, donde la WFgrey es considerada como el mínimo volumen de agua requerido para asimilar la concentración del agua bruta, o del efluente, hasta la máxima concentración permitida. El cálculo se ha realizado sobre los principales contaminantes eliminados en una EDAR (DBO5, DQO y NT).
Tras el estudio se ha llegado a la conclusión de que la huella hídrica total de la EDAR, suma de la huella hídrica azul y gris en el efluente, es fundamentalmente debida al consumo energético, siendo apenas apreciable el impacto positivo por la reducción de la huella gris. De esta forma, podría pensarse entonces, que si no existiese la planta el impacto sería menor. Pero esto no es cierto, ya que si el agua residual se vertiese directamente al medio, en ese caso la huella hídrica total sería igual a la huella hídrica en el influente, lo que supondría un incremento sustancial del valore de la huella hídrica total respecto al escenario de tratamiento, quedando justificada la función beneficiosa para el medio ambiente de la EDAR (Gómez-Llanos et al., 2017).
Dentro del entorno urbano, la gestión del ciclo urbano del agua es un campo en desarrollo de esta serie de indicadores. Existen pocos estudios de la huella hídrica en plantas de tratamiento de agua, estando la mayoría de los estudios enfocados a la evaluación de la huella hídrica en productos agrícolas.
Desde Saconsa estamos convencidos que este nuevo indicador finalmente tendrá la importancia y el alcance de la Huella de Carbono. Así, ambos serán necesarios para definir el impacto ambiental de una actividad o proceso concretos. Y aunque en estos momentos nos encontramos en los primeros pasos de cálculo de la huella hídrica, tenemos intención de ahondar en este campo, ampliando el estudio a más plantas, con el fin de diseñar planes de actuación más sostenibles.
Dra. Ara Escudero Hinojosa
Responsable de Proyectos I+D+i de Saconsa
REFERENCIAS: