Damm mide su huella hídrica para minimizar el consumo de agua
¿Cuánta agua hay detrás de una cerveza? ¿Y de un refresco? Conscientes de la importancia del agua en la cadena de valor de sus productos, en Damm han incluido de forma pionera la huella hídrica y huella de agua como indicador de sostenibilidad en todo su proceso productivo. En línea con su apuesta por la sostenibilidad, Damm se une a la red EsAgua y reafirma su compromiso con el uso sostenible y eficiente del agua dulce.
La historia de Damm comienza en el año 1876, cuando el maestro cervecero alsaciano August Kuentzmann Damm llega a Barcelona con una idea: crear una cerveza adaptada al clima mediterráneo. Hoy en día, Damm es uno de los líderes en el sector de alimentación y bebidas, con 16 plantas de producción y envasado en la Península Ibérica. En ellas se producen más de 18 millones de hectolitros por año de cerveza, agua, refrescos, leche y batidos. Todo ello midiendo el consumo de agua para minimizar el impacto en el medio ambiente y bajo un sólido compromiso con la sostenibilidad.
Huella Hídrica: medir para actuar
Damm tiene activos distintos proyectos de investigación y desarrollo con el fin de reducir el ratio de consumo de agua por hectolitro de producto envasado. Además, en 2019 ha iniciado el cálculo de la huella hídrica y huella de agua en todas sus fábricas.
“La huella hídrica nos permite conocer el agua utilizada en toda la cadena de suministro, desde el campo hasta la mesa”
El análisis de la huella hídrica y de agua permite a Damm lograr una gestión más eficiente del agua en toda su cadena de valor. Gracias al cálculo de huella hídrica y de agua, la compañía confirmó que el 95% de la huella de la cerveza proviene de los campos de cebada, que se cultiva en tierras de Huesca, Lleida, Albacete y Murcia.
Con los datos sobre la mesa, Damm comenzó a desarrollar programas de asesoramiento a sus proveedores para reducir la huella hídrica de los cultivos de cebada. Según señalan en su Informe Anual 2019, “la práctica totalidad de los agricultores que suministran cebada a Damm están próximos a nuestras malterías, lo que nos facilita que podamos asesorarles para optimizar el gasto de agua manteniendo la máxima producción y calidad”.
“La huella hídrica y de agua nos permite conocer el agua utilizada en toda la cadena de suministro, desde el campo hasta la mesa, así como el impacto sobre los recursos y los ecosistemas”, señala Juan Antonio López Abadía, director de optimización energética y de medio ambiente de Damm. A través del contacto directo con los agricultores que la cultivan, en Damm controlan el agua de lluvia que recibe el terreno donde se cultiva la cebada, así como el agua de riego empleada por ellos para completar las necesidades hídricas de la planta. A esto, se une un sistema informático de trazabilidad y gestión de la cebada desde su cultivo hasta que llega a la fábrica.