Huella Hídrica del Pisco
Perú posee algunas de las reservas de agua dulce más significativas del planeta, sobre todo ligados a la cuenca del río Amazonas y, en menor medida, al hecho de poseer casi tres cuartas partes de los glaciales tropicales del planeta. Paradójicamente, la costa peruana es una de las zonas más áridas del planeta, con precipitaciones anuales que apenas llegan a los 10 milímetros en ciudades como Lima, Trujillo o Ica. A pesar de estas restricciones notables, las ciudades de Trujillo e Ica han sido capaces de desarrollarse en los últimas dos décadas como dos de los principales centros agrícolas de América Latina, aprovechando los importantes recursos acuíferos de sus zonas de influencia.
En el caso del valle del Ica, ubicado a unos 300 kilómetros al sur de la ciudad de Lima, actualmente destacan los cultivos de algodón, espárrago, páprika o granada. Sin embargo, estos cultivos de introducción reciente conviven con la producción de uva para la producción de pisco, un destilado peruano que se comenzó a producir en el siglo XVI y que actualmente se considera como la bebida nacional.
"La cuantificación de impactos ambientales ligados al uso del recurso agua han sido relegados a pesar de su importancia en contextos de estrés hídrico"
Algunos estudios han comenzado a analizar los impactos ambientales ligados a la producción de estos cultivos, incluida la uva pisquera, en la costa árida peruana a través de la metodología de Análisis de Ciclo de Vida. Esta metodología ha permitido conocer las emisiones de gases de efecto invernadero ligadas a la producción de diferentes cultivos, así como los impactos ambientales relacionados con consumo de recursos, uso de suelo o acidificación. Si bien estos estudios son de suma importancia, la cuantificación de impactos ambientales ligados al uso del recurso agua han sido relegados a pesar de su importancia en contextos de estrés hídrico.
Para ello se ha desarrollado en el año 2014 la ISO 14046 de Huella Hídrica, que pretende marcar los estándares para estimar los impactos ambientales ligados al consumo y degradación del agua debido a actividades antrópicas. En este sentido, la huella hídrica de la producción de uva pisquera se calculó para los cincos valles principales de producción de pisco en un artículo científico liderado por investigadores del grupo de investigación de la Red Peruana Ciclo de Vida de la Pontificia Universidad Católica del Perú y que se acaba de publicar en la revista Science of the Total Environment. Esto permitió analizar no solo la huella promedio de los cinco valles, pero también entender las diferentes realidades hídricas de cada uno de ellos. En este sentido, se identificó que la irrigación del cultivo representó más del 99% del uso de agua en cada uno de los valles, lo que se traduce en torno a 4500 metros cúbicos por hectárea.
Sin embargo, la extracción de agua en los distintos valles genera diferentes impactos en cuanto a consumo de agua debido a una mayor competencia por el agua. De hecho, en el valle de Cañete, en Lima, los impactos por consumo de agua son un orden de magnitud más bajos que en los valles más meridionales de la costa peruana. Los resultados muestran la importancia de usar factores de caracterización de impactos regionalizados que se usan en los estudios que usan una perspectiva de ciclo de vida, y demuestran la importancia de preservar el recurso agua en una de las zonas más áridas del planeta.
Ian Vázquez-Rowe
PhD en Ingeniería Química y Ambiental, actualmente pertenece a la Red Peruana de LCA, como profesor asociado del Departamento de Ingeniería, de la Pontificia Universidad Católica del Perú